El narco ha permeado a toda la clase política (rojos, azules y amarillos) en mayor o menor medida. Dada su fuerza económica ha penetrado las estructuras de los partidos, de los gobiernos e incluso de las corporaciones como los empresarios, los medios de comunicación y hasta la iglesia.
En esto no hay buenos ni malos, ni culpables ni inocentes. El fenómeno es irresistible ya sea por corrupción o por amenaza.
Frente al debate por venir sobre la estrategia nacional para enfrentar al narcotráfico, mi perspectiva tiene que ver más con la contención y la disuasión que con la erradicación o exterminio. No hay un solo país en el mundo que haya derrotado totalmente al narco, ni Italia, ni Francia, ni Japón, ni Singapur, ni Colombia, ni Rusia, ni EEUU...nadie. El narco es una transnacional poderosísima, multimillonaria que sostiene economías formales. De tal suerte que lo hay que hacer es convivir dentro de límites tolerables para la salud de la sociedad. La ya desafortunada “Guerra contra el Narco” desatada, desde sus inicios, por el Gobierno Federal, y más por la búsqueda de legitimidad que por su total derrota, tiene al país al borde de la locura, del descontrol y de la pérdida de la capacidad del estado para dar seguridad a sus ciudadanos en buena parte del territorio nacional. Me parece que la estrategia implementada por Calderón es simuladora y como sostengo en columnas anteriores, altamente ineficaz.
Frente a esta desgracia nacional, provocada por la improvisación y la falta de recursos para ganar esa guerra, me parece que se deberían pactar condiciones mínimas para la gestión y administración de ese negocio.
Las bases de este acuerdo serían:
1. La droga debe ser un asunto de adultos, no de jóvenes y menos de niños.
2. La droga debe de tener rutas de tránsito, y niveles de carga.
3. La droga debe ser movilizada por organizaciones definidas y en plazas respetadas por todos.
4. La droga solo puede venderse y consumirse en lugares cerrados y privados (no tienditas, no dealers, etc.)
5. La droga no debe combatirse de manera militar -armada-, sino con sistemas de inteligencia, promoción de la salud, educación juvenil y obstáculos financieros para los lavadores de dinero, o administradores de los recursos económicos y materiales producto del narcotráfico.
6. La droga no debe financiar negocios, ni partidos, ni candidatos.
7. La droga no debe afectar la vida civil. (escuelas, trabajo, familia y recreación)
8. El Estado (Gobierno Federal) debe pactar estos puntos con las organizaciones del tráfico de drogas.
Entre Fidel y Yunes hay dos estrategias:
Una (Fidel) que administra condiciones de trasiego de los enervantes por territorio veracruzano, el enfoque del pacto, pero sin acuerdo federal. Una política diferente hubiera implicado que asesinaran a funcionarios del gobierno estatal, a civiles inocentes, etc. entonces estaríamos en un caos.
Otra (Yunes) que desafía y propone la confrontar vía militar-armada a los carteles. El uso represivo de los aparatos militares del Estado (ejército, marina, y policía federal) como condición de un “orden” relativo. El enfoque de la guerra total, pero sin acuerdos estatales.
Lo que ha generado el descontrol y las confrontaciones callejeras, Véase Juárez, Tijuana, Cuernavaca, Matamoros, Monterrey, etc.
Pregunto al lector, ¿la estrategia del gobierno federal ha detenido el tráfico de drogas en el país? ¿Se ha debilitado la estructura financiera de los carteles? ¿se vislumbran mejores condiciones para los ciudadanos? ¿está cerca la derrota del narcotráfico?
En todo el sexenio se han detenido solo 16 capos, 2,500 narcomenudistas, y ya van más de 23,000 muertos, y el negocio sigue.
El fenómeno es complejo, y requiere de una mirada fría y no dejarse de llevar por la propaganda.
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